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La felicidad nos envidia


Ya sabes cómo funciona esto. De repente te cruzas con un nombre y piensas Joder, vaya cagada. Y descubres que el mundo es muy pequeño, el mundo es minúsculo y las casualidades una mierda. Después gmail te da una lección y decides que en realidad no es tanta casualidad, porque, no sé, si lo piensas, no es tan raro. Y la vida sigue como antes. Te sigues quemando, bebes gintonics en tazas de desayuno, fumas más que nunca y te enamoras en italiano y a los tres días se te pasa, porque bueno, cuanto antes te cures mejor. Y te vas pequeña y vuelves grande. Te aprendes matrículas, horarios y los pasos que tiene que tener un sitio para que quepa un coche u otro. Y todo te cambia, las toallas comienzan a oler a almohada y la calle a la que antes te referías como la del contenedor pasa a ser nuestro callejón. Y la esquina de Siempre te amaré lo sigue siendo aunque tu amigo Alfonso al que ves de verano en verano la borre como cada mes de julio con una lata de cal y la misma brocha de todos los años. Y los cubatas ahora se preparan con canela y azúcar y la mesa siempre es la 35 porque sí, porque ya vas a tiro hecho y tiene una buena vía de escape a las dunas frente a la casa de PG, o de MR, según quién lo diga. Y descubres que es mucho mejor chuparle el hombro derecho a otra persona que hacértelo a ti misma para saborear la sal después de un baño. Y el mundo sigue siendo pequeño, tanto como para cruzarte en el mismo sitio cada mañana, o como para buscar camarones entre las rocas. El mundo es pequeño pero es maravilloso, el mundo cabe en el baño de un barco, o en el hueco de una puerta. El mundo cabe en 326 pasos si es de ida o 324 si es de vuelta. Y en el momento en el que el mundo crece, o sigue igual de chico pero se va de viaje, digamos en coche, o en ave, el mundo se va a la mierda y me cuelgo-te cuelgas-nos colgamos. Y que vivan los chiringuitos infames, los sofás con vistas al mar, las ventanas con vistas al paraíso y los bares con manteles de hule y cañas dobles. Y la vida se llena de edredones, de almohadas, de mantitas para el sofá, de zapatillas, de cepillos de dientes, de paredes verdes, de camillas y de cojines que siempre sobran. Y todo, que ya sólo sé explicarte.

Y además, tenemos las fotos más bonitas del mundo.

Sed felices.
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  • albinioca en gmail









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