Durante los años que estuve en Granada siempre que iba a casa de visita o de vacaciones mi madre me escondía una chocolatina bajo la almohada, escondida en el pijama.
La noche de antes de venir aquí, mientras me peleaba con la maleta para que cerrara, me dio una bolsa de chocolatinas. Entonces me abrazó y lloramos un poquito juntas.

Siempre me ha dicho que cuando me echa mucho de menos va al baño y abre el bote de colonia. La que me ponía de bebé. La que sigo usando a diario. Hueles a niña, has crecido tanto…

Los días en los que yo la echo tanto de menos como para llorar me escondo una chocolatina bajo la almohada, escondida en el pijama.