Whatever happens, I’ll leave it all to chance
Published jueves, diciembre 22, 2005 by la abiñoca.
El viaje (mudanza) de vuelta se adelantó un día y no pude despedirme de nadie como es debido, bueno, de la vecina del 2ºB, la que siempre anda con un papel en las manos para tener tema de conversación.
Di un paseo con mi padre antes de salir de vuelta
para que estires las piernas. En realidad necesitaba una breve despedida. Olvidé pasar por una plaza, pero no me hizo falta porque al salir de casa la encontré escondida diciendome adiós. Granada sigue siendo un poco mágica.
Estuve llorando medio viaje, sólo medio porque el otro medio me tocaba conducir a mí, y claro, borroso no se ven bien las indicaciones. Me puse la música muy alto y fui tocando la batería en el volante. Al llegar bajé la ventanilla, para oler a marisma y que se me pasase un poco la nostalgia del camino, pero fue peor y me puse otra vez a llorar.
Por la noche al meterme en la cama fui a alargar la mano a la derecha, pero la mesita sólo está en ese lado en Granada. Me puse otra vez a llorar.
Y hoy amanezco y parece que estoy mejor de ánimos y que los villancicos no me deprimen aún más, y me siento y leo
esto. Y me pongo otra vez a llorar. No vale Loca. Ahora sí que no paro.