<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar/8682120?origin\x3dhttp://elblogdebea.blogspot.com', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>




Hice puente de una semana, acueducto más bien. En casa (sí, soy débil,me fui a casa otra vez) todo calmado, predecible incluso. Necesitaba una dosis de eso. Paseé muchas horas, una de ellas por la orilla, dentro del agua más bien, hasta la rodilla. Hice visitas y fui a cenar a la trattoria con M(1) y M(2)., come sempre. Como digo, necesitaba ser predecible por unos días. Bailé la nueva de Madonna con mi madre en la cocina y un vals con mi hermana entre las dos camas. Un dos tres, un dos tres...

Antes de ayer por la noche fui a buscar a M(3) a la estación, olía a mar y a verde, como siempre. Tomamos varias cervezas y varias tapas de elige tú esta vez, deberíamos haber ido al bar en el que ponen la tapa me da igual. Acabamos en la Tertulia para la última que mañana madrugo. Cuando entramos sonaba la canción que una vez me llegó al móvil en forma de mensajes. Fue la penúltima del concierto así que no estuvimos mucho rato, cuando apurábamos la cerveza apareció el mismo señor que nos quiso vender un perro la otra vez que estuvo aquí.

Ayer amanecí pensando que es la última semana que paso en Granada, al menos como estudiante. Se me hace raro salir a la calle con esa idea en la cabeza. El camarero de la cafetería del tren eléctrico, el simpático, el de gafitas, lleva tres relojes, me he dado cuenta cuando me ha traído el café. Yo tuve una profesora que llevaba dos porque su novio vivía en EEUU y le gustaba saber las horas de los dos países. Quizás éste tenga dos novias, quién sabe. Mi abuelo siempre contaba que un compañero suyo de carrera tenía dos novias, cosas de marinos, y que un día paseando del brazo con una se encontró a la otra. Se limitó a decir Aquí mi novia, aquí mi hermana. Sin hacer el mínimo gesto que indicase quién era quién, dejando a cada una de ellas pensando que la otra era la hermana. Los hay avispados. Y ágiles.

Cuando pagaba el café y la tostada de aceite ha empezado a sonar una canción, llevaba meses intentando acordarme de la letra o del cantante o de algo más que la frase suelta que escuché en la radio. Quizás el de la cafetería sabía que me quedan pocos días desayunando allí y quería despedirse a su manera.

El destino, cuando quiere, es un poco caprichoso. Y un poco cabrón.
0 comentarios

  • albinioca en gmail









ATOM 0.3


Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com