"Cuando busco coquinas no pienso en nada, en nada absolutamente, sólo espero a que aparezca la siguiente y sigo moviendo el pie" Algunos hacen yoga para evadirse del mundo, mi madre busca coquinas.

Yo no consigo hacerlo, cuando busco coquinas sigo pensando, supongo que por eso se me escapan tantas, porque las pierdo entre los remolinos de mi cabeza.

Últimamente tengo muchas cosas en la cabeza, muchas cosas en las que pensar. Trabajo acumulado supongo, demasiado tiempo dejándome llevar. Quizás sea la falta de costumbre.


A mí lo que me gusta de buscar coquinas es dejarlas en la orilla y esperar a que se pongan en movimiento. Cuando veo cómo se empieza mover la arena siempre se me escapa una sonrisa. Entonces me agacho y me pongo en cuclillas, o me siento en la arena. Y la coquina se empieza a enterrar poco a poco y se hunde, se hunde, se hunde... y entonces voy yo y la desentierro con el dedo. Después tarda mucho más en volver a intentar huir, como si lo diera por imposible, así que la cojo y la lanzo al agua. Lejos.

Ojalá fuera todo tan fácil.