Published viernes, abril 01, 2005 by la abiñoca.
Hoy he soñado que te devoraba la boca.
A bocaitos chicos.
A bocaos grandes.
Y al notar tus manos en mi cuello no he podido más.
Y sacado cuchillo y tenedor.
Y he seguido con mi banquete.
Trataba de levantar la vista y averiguar tu identidad.
El color de tus ojos.
Y cuando iba por tu labio superior no podía resistirlo.
Y volvía a cazarlo entre mis dientes.
[Dime que existes.
Que no eres producto de mis sueños.
Porque tuvo mi amor la forma de tu vida durante horas oníricas.
O por lo menos tu sabor.
He despertado con hambre.
Y las tostadas no son buen sustitutivo.Aunque les eche mucha azúcar para empapar el aceite.
Y yo, me cago en Freud.
Con perdón. Debe ser el resultado de haber dormido un total de cinco horas en dos días.]Tuvo mi amor la forma de tu vida.
Nunca el olvido le cerró los labios
a la estela ni al cauce, ni a la gruta
que atravesabas tú; límite era
que se quedaba estático afirmando
contra el tiempo engañoso una perenne
honda oquedad tan fiel a tu persona
que más que ausencia un alma parecía.
Ven a buscarme. Tengo yo la entrada
de tus recuerdos, quietos, encerrados
en mis caricias: forma de tu vida.
Manuel Altolaguirre