El piano
Published domingo, abril 24, 2005 by la abiñoca.
Tengo un vecino pianista. Creo que nunca había hablado de él. El caso es que en todos los pisos en los que he vivido estos años he tenido un vecino pianista. Teniendo en cuenta que voy casi a piso distinto por curso pues la proporción de vecinos artistas en mi vida es elevada. Creo que me los he llevado yo todos los vecinos artistas de la ciudad. Y ojo que a la hora de buscar piso prometo que no pregunto si hay vecinos pianistas. Que cuando voy a ver un piso para alquilar me suelo fijar en el baño, la cocina y los dormitorios. Nada de preguntar por el vecindario. Error por otra parte porque he tenido una auténtica fauna de vecinos. Ventajas y desventajas de vivir en bloques habitados en su totalidad por estudiantes.
Volviendo a mi amigo el pianista. Lleva una semana de lo más intensa. Practica a todas horas. A mí no es que me suene muy bien lo que toca. Lo que no quiere decir que lo haga mal porque aquí una servidora de solfeo y demás poco. Bastante que se decir el do-re-mi
palante y patrás. Estoy por preguntar dónde vive exactamente e invitarle a un café. Para que descansemos los dos un poco, él de tocar tanta música trágica y yo de escucharlo. Digo yo que podía tocar algo más alegre. Con el buen día que hace no pega mucho la banda sonora que suena en la calle. Podía tocar algo que suene a verano. O a noche de primavera.
Algún día daré con él. Lo que no sé es cómo lo reconoceré. Quizás tenga manos de pianista. Y yo me enamore perdidamente de ellas.
A lo mejor hasta quiere enseñarme algunas nociones de piano.