Me dices que poco a poco vas consiguiendo nuestra vida. Ésa que dibujamos en mi almohada. Y te empeñas en contarme cómo va logrando mis metas. Las que marqué en tu espalda y que parece has marcado en la suya. Y me miras a los ojos buscando algún tipo de reacción cuando me dices que me ha vuelto a doblar en la carrera mientras te digo "Bien ¿no? Me alegro". Y trato de buscar una chispa de ilusión en tu respuesta. "Sí, claro".

Y ahora que nadie nos escucha te cantaré un bolero aunque los odies. Si tú me dices ven, ya no lo voy a dejar todo. Son heriditas que te quedan, porque tú no dejaste nada cuando yo te dije ven.
Y te hablaré dulce, bajito, bajito, bajito. El tiempo en el que corría para cruzar la cinta de llegada su paso o incluso antes ha pasado. Constrúyete otros sueños. Corres el riesgo de demolición. El pilar que construí para ti fue derribado por el tiempo. Pídele que dibuje otros planos en tu pelo. Yo puedo prestarte mi mesa para que el trazo sea firme. Incluso dejarte mi pluma. Pero no más. Enciende tus ojos. Los veo tristes últimamente.