De vuelta a la cruda realidad
Published lunes, enero 10, 2005 by la abiñoca.
Al levantarme y comprobar que no estaba en mi cama de Huelva me he puesto de mal humor. No he encontrado nada en la cocina que desayunar y me he mosqueado más. He ido a clase con la cara larga, no me he encontrado a las personas a las que quería saludar y no he saludado a las que me he encontrado. En la cafetería al echarle sal a mi tostada de tomate se me ha roto el salero y toda el contenido ha ido a parar sobre una de mis tostadas. Todo el mundo parece de mal humor hoy, menos el de la cafetería, al enterarme de la nueva tarifa de precios logro entender su buen humor. He estado un par de horas en prácticas aguantando el cabreo del profesor, supongo que con mis mismos síntomas. Después no tenía ganas de ir a clase y he salido para casa. De camino he descubierto que tampoco tenía ganas de ir a casa y que sólo me apetecía perderme durante unas horas. He descubierto que Granada no es lo suficientemente grande como para perderme.
Al autor de todo este engranaje al que llamamos mundo se le ha debido de soltar una pieza o quizás se le ha caído una tuerca que ha hecho que las muescas dejen de encajar y comiencen a girar de modo incorrecto.
El orden que rige nuestro mundo está gobernado por un desorden y caos total. Si en algún lugar está escrito lo que ha de pasar alguien debe haber emborronado unas cuantas hojas, todo se me antoja aleatorio, incluso el andar de la gente por la calle y los choques fortuitos entre ellos, veo personas que caminan siguiendo un rumbo que parece no estar fijado en ningún mapa y con la mirada pendiente de algo que dudo sean capaces de ver.
Desde hace unos meses vivo en un estado de paz y tranquilidad que me resulta bastante extraño, creo que no consigo acostumbrarme a él, quizás hace demasiado que no convivíamos tanto tiempo bajo el mismo cuerpo. Hoy más que nunca tengo ganas de hacerme un tatuaje, o no, no sé. Puede que sea la falta de costumbre o seguramente sea que nunca estoy conforme con el modo en el que siento. Cuando tengo guerra quiero paz, y cuando tengo paz quiero guerra. Quizás necesite que el caos de la calle me invada un poco, o puede que necesite que se me desajusten un poco los engranajes o "simplemente" necesite una nueva tuerca que haga que todo deje de encajar.
He visto a un artesano dar los últimos retoques a una guitarra española en su taller, quizás si supiera tocar podría evadirme en mi propia música, dado que no sé intento buscar una banda sonora para estos días. He perdido mi cd con todos los discos de Silvio o por lo menos no lo encuentro, el día no puede ir peor.
Tengo ganas de aprender a volar.