Soy capaz de emocionarme con una sonrisa o una caricia. Me gusta soñar despierta y dormir en la playa.
Creo que no es bueno pensar mucho las cosas pero siempre estoy dándole vueltas a cada cosa que me pasa por lo que, en la lucha por ser guía de mis pasos, mi cabeza acaba imponiéndose a mi corazón, cosa de la que no es que esté muy orgullosa.
Me emborracho con un beso y me pierdo en unos ojos.
Olvido caras y nombres con facilidad pero jamás olvido una mirada ni el olor de una persona.
Odio comer chicle, detesto la comida china y me enferma una mala mirada o una mentira.
Me gusta pensar que sé volar y en ocasiones noto cómo mis pies comienzan a elevarse hasta que recuerdo que dejé olvidadas mis alas en algún sitio.
Suelo llevar una coraza protectora que trato de romper a martillazos y que poco a poco se va desquebrajando.
Podría vivir a base de pan y arroz con leche.
Vivo la música o la música vive en mí. Soy capaz de pasar de la euforia al mayor desasosiego con sólo escuchar unas notas.
Sueño con caminar sobre la luna y ver una estrella de cerca.
Me gustan las puestas de sol y las tormentas en la playa.
Asocio el romanticismo al olor a tierra mojada y me producen desconfianza los hombres con perilla.
Tengo la costumbre de llevarme una taza de desayuno y un marca páginas de cartón de los sitios que visito.
Me encanta ir al cine con una bolsa enorme de chucherías y andar descalza.
Soy una músico frustrada. Me hipnotiza ver a alguien tocando un instrumento. Envidio a quien sabe cantar. Tengo poquita voz y desagradable aunque ocasiones me arranco y uno mi voz a un coro improvisado.
Lloro con falicidad, río aún más facilmente.
Me siento libre navegando y me atormenta la soledad en compañía.
Paso del orden absoluto al caos total en décimas de segundo. Me encanta abrazar, que me abracen y besar las manos de los que quiero
Me gusta el olor de la ropa recién planchada y la luz de la velas. No cambio la buena compañía por nada del mundo y me gusta buscar el sentido a la vida en conversaciones eternas.
Me ponen nerviosa los déjà vu y no recordar lo que he soñado, me emociono en los conciertos y devoro libros.
Trato de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, las grandes me suelen saber a poco. Lo que me lleva a pensar que quizás mis grandes cosas sean pequeñas para otras personas. Atesoro todos esos pequeños momentos de felicidad porque el tiempo no perdona.
No estoy acostumbrada a sentirme en calma y cuando eso sucede pienso que me he olvidado de algo.

Así soy, por lo menos ahora mismo, puede que mañana descubra que soy otra